Pedofilia y movimiento MAP: análisis psicocriminológico y prevención forense

La psicología forense tiene un papel crucial en la comprensión, evaluación y prevención de conductas sexuales desviadas hacia menores. En este artículo abordo el análisis del movimiento MAP (Minor Attracted Person), la distinción entre pedofilia y pederastia, y la importancia de dotar de herramientas a profesionales y ciudadanos para identificar riesgos y actuar desde el conocimiento.

Análisis psicocriminológico del movimiento MAP

Desde la psicología criminal y forense observamos con preocupación el intento de algunos sectores por normalizar la pedofilia bajo el paraguas del movimiento MAP. Este movimiento persigue objetivos como:

  • Excluir la pedofilia del DSM-V como trastorno mental.
  • Incluirla como una orientación sexual más.
  • Eliminar la edad de consentimiento sexual.
  • Invalidar la edad como criterio para determinar el abuso sexual infantil.

Su estrategia se apoya en analogías ideológicas con movimientos sociales como el LGTBIQ+, a través de símbolos, banderas y narrativa discursiva. En este marco, se popularizan términos como pedofilia, hebefilia (atracción por adolescentes tempranos) y efebofilia (atracción por adolescentes tardíos).

Evaluación psicológica forense y prevención en entornos digitales

Uno de los ejes actuales de prevención es el reconocimiento de los códigos visuales y de comunicación que circulan en espacios abiertos: redes sociales, juegos online, aplicaciones de mensajería. La simbología empleada por redes pedófilas no es azarosa: responde a un sistema de signos y logos que identifica preferencias por edad y género.

Estos elementos no se limitan al entorno oculto de la deep web, sino que se manifiestan en espacios de acceso común. Conocerlos permite a peritos forenses, docentes y familias anticiparse a conductas de captación o intercambio de contenido ilegal.

Diferencias entre pedófilo y pederasta en psicología forense

Es fundamental distinguir entre pedofilia y pederastia. El pedófilo puede experimentar una atracción sexual hacia menores sin llegar a concretarla, mientras que el pederasta materializa esa atracción mediante actos delictivos.

La pedofilia es un trastorno mental que, con apoyo psicológico especializado, puede ser gestionado sin que derive en daño. El pederasta, en cambio, comete un delito, ejerciendo poder y vulnerando el consentimiento. Las conductas comunes incluyen desde el exhibicionismo hasta el abuso sexual completo.

Desde el análisis psicoforense, diferenciar ambas figuras permite ajustar el diagnóstico, el peritaje psicológico y la intervención judicial. No todos los pedófilos cometen delitos, pero todos los pederastas han transgredido la ley.

Conclusión: la psicología forense como herramienta de protección

El abordaje de la pedofilia debe realizarse desde la comprensión clínica, la valoración del riesgo de reincidencia y el acompañamiento terapéutico cuando sea posible. La estigmatización impide la prevención. El movimiento MAP representa un riesgo criminógeno por su voluntad de legitimar conductas potencialmente delictivas.

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