La negación del delito en agresores sexuales infantiles


El fenómeno de la negación del delito en agresores sexuales infantiles representa uno de los desafíos más complejos en el ámbito de la evaluación psicológica forense. No solo plantea interrogantes sobre la veracidad del relato, sino también sobre el nivel de conciencia del autor, su posible reincidencia y su disposición al tratamiento. Desde mi experiencia como perito forense especializado en abusos sexuales, abordar esta conducta requiere un análisis estructurado que permita distinguir entre disociación, minimización o estrategias defensivas deliberadas.


Qué se valora desde una perspectiva psicológica forense

En la práctica pericial, no es infrecuente encontrar informes psicológicos forenses donde el evaluado niega rotundamente los hechos, incluso en presencia de pruebas objetivas, testimonios consistentes o indicadores clínicos contrastables. Esta actitud puede surgir en diferentes momentos del proceso: durante la fase de instrucción, en sede judicial o incluso en programas de intervención penitenciaria. La función del perito psicólogo en estos casos no es forzar la confesión, sino establecer si esa negación se sostiene desde una estructura cognitiva distorsionada, un perfil clínico específico o una estrategia consciente para evitar consecuencias penales o sociales.

En un informe pericial psicológico riguroso, el análisis de esta conducta no puede basarse en intuiciones ni valoraciones morales. Requiere descomponer la narrativa del evaluado, examinar la coherencia interna del discurso y explorar las variables psicológicas implicadas. Solo así se pueden generar observaciones contrastables que respalden las conclusiones ante los tribunales o cualquier órgano judicial.


Variables personales y contextuales implicadas

La psicología forense contempla distintas explicaciones técnicas ante la negación del delito. La más directa es la negación instrumental, donde el evaluado evita reconocer los hechos por miedo a la condena, la pérdida del vínculo con la víctima o el rechazo social. En estos casos, se detectan patrones lingüísticos defensivos, relatos poco espontáneos y escasa implicación emocional en la narrativa.

Otra posibilidad es la negación basada en distorsiones cognitivas, frecuente en perfiles con ideación pedofílica estructurada o baja empatía. El sujeto no niega lo ocurrido, sino que lo interpreta como algo no dañino, legítimo o incluso afectivo. En contextos de violencia intrafamiliar, esta distorsión puede reforzarse por un entorno relacional permisivo o negligente. El análisis clínico debe explorar entonces los esquemas de pensamiento del evaluado, sin limitarse al relato verbal.

También existen casos en los que la negación tiene una base disociativa, especialmente en personas con antecedentes de trauma, rasgos de personalidad patológica o consumo abusivo de sustancias. Aquí, el problema no es tanto una estrategia consciente como una desconexión emocional con la propia conducta, lo cual dificulta la elaboración narrativa y reduce el insight clínico. Esta modalidad es clave en la evaluación de la imputabilidad y puede tener impacto en el diseño de una evaluación psicológica penitenciaria futura.


Dificultades frecuentes en valoraciones clínicas en entornos judiciales

Una de las principales dificultades al abordar la negación del delito en agresores sexuales infantiles es la imposibilidad de contrastar la veracidad del relato con medios externos cuando no hay confesión. En estos casos, el análisis psicológico forense se apoya en la consistencia estructural del discurso, en indicadores conductuales y en la exploración de variables clínicas subyacentes. La experiencia demuestra que no es suficiente con aplicar tests o entrevistas clínicas: se requiere una valoración psicológica forense exhaustiva, centrada en las dinámicas internas del sujeto.

Otra limitación frecuente es la presión de las partes implicadas (acusación, defensa, entorno familiar) para interpretar la negación como culpabilidad o como señal de inocencia. Mi papel como perito judicial psicólogo no es alinearme con estos relatos, sino mantener una perspectiva técnica que priorice la objetividad y la fiabilidad. Esto incluye señalar, cuando sea necesario, la presencia de simulación o disimulación, aunque no exista confesión explícita.

Desde el punto de vista de la intervención, la negación persistente suele correlacionarse con baja motivación al cambio, resistencia al tratamiento y mayor riesgo de reincidencia. Esta información es especialmente relevante en contextos de evaluación psicológica en custodiainformes periciales psicológicos en procesos penales o medidas penales alternativas.


Valor añadido de un análisis profesional contrastado

Una evaluación psicológica forense profesional no se limita a recoger lo que el evaluado dice, sino que traduce su discurso en hipótesis clínicas, relacionales y conductuales. En casos de delitos sexuales, esto adquiere especial relevancia. La pederastia no siempre se manifiesta de forma explícita; muchas veces está envuelta en mecanismos de negación, minimización o racionalización que requieren una lectura técnica precisa.

Como psicólogo forense en España, he observado que una exploración bien dirigida permite detectar inconsistencias, contradicciones o señales sutiles de desvinculación emocional que pueden pasar desapercibidas en valoraciones clínicas generales. Esto es lo que distingue un peritaje psicológico estándar de un informe pericial médico-psicológico especializado.

Contar con un perito especializado en abusos sexuales no solo garantiza un mayor nivel técnico, sino que ofrece a jueces, abogados y familias una herramienta objetiva para tomar decisiones críticas en procesos de delitos sexualesviolencia de género o custodia compartida. En el contexto actual, donde la negación del delito puede ser interpretada desde múltiples ángulos, el rigor pericial se convierte en un elemento imprescindible.


Como en todo proceso forense, el valor de la evaluación no está en confirmar lo que se sospecha, sino en ofrecer criterios profesionales objetivos. En casos de agresiones sexuales a menores, la negación del delito exige una mirada experta, una escucha estructurada y un juicio clínico prudente. Solo desde ahí es posible generar informes periciales psicológicos técnicamente fiables, útiles para la decisión judicial y respetuosos con los derechos de todas las partes implicadas.

Contacta para solicitar una evaluación psicológica forense ajustada a criterios objetivos, técnicos y clínicamente fiables.

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